22 noviembre 2006

Memoria de los antepasados

Tanto el olvido de los antepasados como la falta de respeto a los ancianos, el quebrantamiento de las tradiciones o la violación de un tabú sexual pueden desencadenar enfermedades o causar la esterilidad de las mujeres, de los animales y de los campos. En el caso de los antepasados, muchas ceremonias son organizadas para recordarlos.

El antepasado es recordado no sólo por su posición de origen, sino sobre todo « par sa position de charnière entre Dieu, d’une part, et d’autre part, l’échelle des valeurs vécues en communauté, c’est dire qu’il est médiateur de bonté et de sagesse, modèle de justice et de liberté, etc. Or, qui dit liberté dit responsabilité » (Boka di Mpasi).

El recuerdo a los antepasados plantea muchos interrogantes a quienes son ajenos a las costumbres negroafricanas. De hecho, los investigadores occidentales que no profundizaron en sus estudios llegaron a confundir el “recuerdo a los antepasados” con el “culto a los antepasados”. Probablemente influenciados por su mentalidad litúrgica-cristiana y por las inevitables dificultades del lenguaje, muchos occidentales no llegaron a captar el sentido de las ceremonias recordatorias de los antepasados. Incluso para los mismos africanos persiste todavía la dificultad de poder traducir correctamente en las lenguas occidentales la ceremonia en la que los antepasados son recordados (guterekera). Tal vez el concepto “memorial” sea lo más parecido al guterekera, porque a través de los múltiples ritos que llevan a cabo, los participantes pretenden revivir con sus antepasados, las distintas situaciones de la vida familiar (nacimiento, matrimonio, muerte, tiempos difíciles, momentos de alegría, etc.). En todos estos momentos, los antepasados se hacen presentes como garantes de la continuidad de la comunión vital. Por eso una tal “relación familiar no puede ser calificada de “culto” en el sentido estricto” (Ela, Kagame). Lo único que pretende la familia, con esta ceremonia, es mantener una comunicación en la que los difuntos, lejos de haber desaparecido, subsisten como elementos integrantes: “el muerto, y de modo indisoluble, la muerte se integran en el sistema de relaciones que un vivo mantiene con la naturaleza, la familia y la sociedad. Por esta razón, la bebida y la comida ofrecidas a los antepasados son símbolos de la continuidad de la familia y del contacto permanente. En la mentalidad del africano, estas ofrendas expresan una actitud que no ha quedado destruida por el paso a lo invisible. Se trata siempre de comportarse con el antepasado como si estuviera vivo” (Ela).
Rukara